viernes, 4 de julio de 2014

Ciclos que terminan






A veces pienso en lo mucho que me gusta mi trabajo, es simple, tengo que leer una historia y capturarla en un programa especial, este programa es para desarrollar planes de grabación en televisión.



Muchos pensaran que el mundo de la televisión está lleno de glamour, frivolidades, amistades importantes e influyentes en el mundo y que todo es maravilloso, en parte así es, pero todo depende del puesto que desarrolles en esta compleja estructura.



No niego que este medio me ha ayudado a madurar de diversas formas desde lo profesional hasta en lo personal, pero como mencione antes, solo las hojuelas dulces del medio son la creencia popular y se queda en eso: una creencia popular, si me preguntaran, ¿qué es lo que siento al tener esta experiencia?, mi respuesta es esta: “-solo puedo recordar las lágrimas, la sangre e ingenuidad que he perdido, pero siempre al mirar la pantalla tengo los buenos recuerdos del esfuerzo que costo no solo a mí, sino a varias personas más sacar todo a flote y que en pantalla se refleje ese esfuerzo.”



Hace una semana termine proyecto, me da gusto después de seis meses recuperar mi vida social y mi tiempo, lo malo es que también se acaba el dinero y hay que volver al campo de batalla laboral lo más pronto posible.



Lo especial de este último proyecto (que mantendré su nombre en anonimato) fue conocer a personas tan maravillosas no solo como individuos también como compañeros de trabajo, hay un término que se ocupa en el medio que es: “Estar en llamas”, este refiere a situaciones de alto estrés donde te está cargando la chingada, gracias a este maravilloso equipo esa situación solo ocurrió aproximadamente en dos o tres ocasiones, en proporción a seis meses de trabajo puedo decir que fue un proyecto muy pero muy tranquilo a comparación a otros en los que he colaborado.



Hoy fuera de las trincheras de la televisión, puedo descansar mi mente y cuerpo, me causa nostalgia alejarme por una temporada de los amigos que fortalecí, de los nuevos amigos que hice y hasta de los enemigos que siempre te muestran que eres mejor de lo que creías.



Al escribir esto por mi mente pasan todas las personas que creyeron siempre en mí, las que dudaron de mis capacidades y las que deje calladas con el simple hecho de hacer mi trabajo, a mi propio estilo pero siempre dando lo mejor.


Agradezco la oportunidad, la confianza y desde lo profundo de mi corazón, daré lo mejor de mí para mi siguiente ciclo laboral.